lunes, noviembre 14, 2005

ToCaNdO FoNdO

No voy con la ley del pesimista, ni con murphy y sus concepciones fatalistas. Pero no puedo engañarme creyendo con fe de carbonero en una estabilidad emocional que aún no poseo. Puedo entonces reconocer la tristeza como órgano vital de mi existencia. Es como el riñon, o el pancreas, o el mismo corazón que palpita constantemente sin ser percibido; que sólo es tomado en cuenta en el momento en que empieza a fallar.

Retorno al 30 de Septiembre, jueves en la noche. Ya venía yo desempolvando la licorera, sorbiendo un poco cada día. Había estado en mi casa con una amiga, exprimiendo al límite esa euforía incontenible que aparece depronto, casi siempre en la tarde. Estaba frente al pc esperando por un saludo. Miraba la pantalla y entraba en estados cercanos a la inconciencia, en los que por mi mente sólo cruzaba un rostro divino.

Debía abandonar mi casa a las 7:00 pm para una presentación de baile. Era la oportunidad perfecta para demostrarle a quienes amo, que la vida me había enagenado para acercarme a ellos. Sin embargo estaba dispuesta a cancelarlo todo, si acaso tras un ícono intermitente, ese hombre aceptaba compartir unas horas conmigo. A medida que los minutos pasaban y la ilusión se desvanecía, comencé a ingerir unos tragos a hurtadillas. Cuando estuve sola, decidí no salir. Me sumergí en la botella. Escribí una carta, la envíe, me quedé esperando una respuesta. LLamé una y otra vez, llorando, apresurando sus palabras. LLamé a mis amigos, suplicandoles que corrieran de este anoréxico demonio, que huyeran. No sé que pretendía que hicieran por mí al escuchar mis palabras entrecortadas por las lagrimas. Tomé y tomé....Mi carta finalmente fue respondida de forma cortante y decidida. Había visto como su paciencia se iba colmando y estaba decidida a hacerlo estallar. Comenzamos una conversación en el msn mientras yo repetía que no quería seguir, que no veía luz al final, que no podía ayudarme, que debía correr de mí. Los pensamientos suicidas comenzaron a llegar, uno tras otro, sin descanso, hasta convencerme. Me despedí diciéndole que había sido un placer haberlo conocido. Tomé otro trago...

Entre a la cocina, me senté en el piso helado, dispuesta a acabar con todo el dolor, con la alegría futura, con cualquier sueño realizable lejos de ese momento. Oía como esa máquina suplicaba mis letras mientras mi interlocutor enviaba mensajes. Tomé el cuchillo, miré mi brazo izquierdo. Estaba preparada para el dolor y la sangre. Usé toda mi fuerza, pero nisiquiera un rasguño. Sentí rabia de seguir en este mundo, de ser tan inútil...

Regresé al computador, bebí para olvidar, contesté sus mensajes. Lloré con tanta desesperación, con tanta tristeza, que nadie nunca podrá creerme ni entenderlo. Son sentimientos que sólo son reales cuando uno está sumergido en ellos. Le conté lo que había intentado hacer. Rogó que me durmiera, que saliera a caminar, que me tranquilizara. Terminé la conversación cuando necesite vomitar. Rodeé el inodoro con mis brazos, pensé que era lo más cercano a un abrazo (analogía etílica). Vomité tanto y por tanto tiempo que mi familia me encontró aferrada a mis desechos. Me preguntaba una y otra vez cómo era posible que de nuevo lastimara a quienes me aman, cómo era posible que ahuyentara a quienes amo, cómo había sido capaz siquiera de intentar manipular a todos por culpa de mi tristeza.

Sóno el telefono. D. llamaba angustiado. Seguía ahí frente al cañon intentando desarmarme. Cuando oí su voz se intensificó mi rabia, mi impotencia ante el intruso que me poseía. Nunca sabré que le dije esa noche. Recuerdo haberle pedido que corriera tan rápido como pudiera, que destruyera mis cartas y regalos... Después de eso me dopé hasta el día siguiente. Desde que me levanté supe que había tocado fondo, que mi juicio había llegado para enfrentar las consecuencias de mis actos. Esa noche D. abandonó mi mundo. La vida me exigió un precio de masiado alto a cambio de la libertad y la conciencia...Lo he pagado.

Ha pasado un año. Aún no comprendo en que punto dejé de ser yo, pero sé que él no huyó de mí: huyó de mis demonios...a mí nunca logró conocerme.

La PeTiTe PrInCeSsE :: 8:33:00 p. m. :: 2 Se DeJaRoN ToCaR...

---------------oOo---------------